
Cuando un niño no se contacta visualmente, no es capaz de jugar, no tiene un juego individual. También por ejemplo a los niños que tienen la típica “pataleta” o llantos desgarradores, pero sin ninguna causa. O los que se caen fácilmente, que tienen alteración en el nivel de alertas (que uno le esté hablando y hagan como que no estás).
Los que tienen alteraciones en la motricidad fina, que no pueden coordinar las manitos. Son los clásicos pequeños que se acuestan en su escritorio para escribir, en vez de sentarse correctamente. Los con hiperactividad, los que no han logrado sus hitos motores. Los que no les gusta que les toquen el pelo, que no tienen fuerza en sus brazos, que no les gusta subirse al columpio. Todos ellos pueden venir a Terapia Ocupacional.
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